La casa de mi abuela
Posted on: septiembre 25, 2022
Me anime a tropezar con su recuerdo.
Al atravesar la galería que conduce al comedor pude ver como las plantas fueron conquistando espacio, la enredadera trepó toda la pared hasta alcanzar las reposeras donde solía tomar mate o tejer las fundas de los almohadones donde después nos sentabamos , los pisos estaban más viejos de lo que recordaba ,pero la columna sobre la que siempre jugabamos al palo enjabonado seguía intacta.
Al entrar a la cocina cerré los ojos y me imagine el olor a salsa donde siempre iba a mojar el pancito, ayudada por un banquito o por ella alzandome porque no llegaba a la cocina.
En la pared y cubierto con telarañas está el cuadro con el poema desiderata e inmediatamente debajo el tocadiscos y una pila de vinilos a su lado.
Todo estaba cubierto de polvo, telarañas y recuerdos. Su aroma por momentos también estaba allí, entre su ropa, sus cremas y sus valijas que debía revisar.
Antes de ponerme en acción quise ver cómo estaba el patio, en el medio había un aljibe viejo que nunca entendí porque estaba ahí , fuente de incontables historias que inventamos con mis hermanos para justificar su existencia.
Me senté , preparé el mate y me puse a mirar con detenimiento la planta de moras, que teñía el piso con sus frutos y que también nos teñía la boca cuando eramos chicos.
Cuando era chica nunca entendí porque mi abuela se sentaba a tomar mates quizá por horas, porque en mi casa se tomaba té.
Ahora estaba en su patio haciendo lo mismo que hacía ella, y de repente todo tenía sentido, entre mate y mate me entretuve con un colibrí que se posaba de flor en flor. Que movía sus alas libremente al rayo del sol emanando felicidad.
Conversamos por un rato, acerca de cómo el tiempo acomoda las cosas y pone todo en su lugar. A veces solo hay que recordar de qué estamos hechos para poder continuar.
En ese momento un sentimiento de paz me abrazó por completo y sentí una agradable compañía, una caricia al corazón.
Pensamientos en voz alta... 
Deja un comentario